
Yo vivo enamorado de mi pequeña ciudad, y esta a su vez vive otra historia de amor. No soy celoso, resulta que yo también estoy enamorado de su amor. Mi ciudad se ha enamorado de su equipo de fútbol. Todas la calles, balcones y escaparates padecen la ebullición de un salpullido rojo intenso con erupciones en forma de escudo. Las fachadas se adornan con fotos de los jugadores o eslóganes de apoyo.




